Ayerbe, en el corazón de la comarca de la Hoya de Huesca, ha vuelto a acoger una de las caminatas más espectaculares de la región. En esta edición, los participantes han disfrutado de rutas de entre 12 y 24 km, recorriendo paisajes de ensueño en plena floración de los almendros.

La jornada comienza con entusiasmo. Organizadores y voluntarios reciben a cada caminante con una camiseta conmemorativa y un desayuno sencillo pero reconfortante: la tradicional torta de Ayerbe acompañada de café o chocolate caliente, perfecto para cargar energías antes de emprender la marcha.

A unos 6 km del inicio, el paisaje alcanza su punto álgido. Los almendros, en plena floración, despliegan un espectáculo visual único. Cada tronco, cada rama, forma una silueta distinta, hipnotizando a quienes avanzan entre sus sombras. En este tramo, un avituallamiento estratégicamente ubicado permite recuperar fuerzas con bocadillos, fruta, cerveza y, sobre todo, la calidez de los voluntarios, siempre atentos y sonrientes, sin importar el esfuerzo y las horas de preparación.

La caminata prosigue entre paisajes cambiantes, cada uno con su propio encanto. El aire puro, los colores vibrantes de la primavera y el murmullo de risas y pensamientos hacen que cada paso sea una experiencia única.

Al llegar a la meta, la celebración continúa con música, bebidas y, por supuesto, una comida que sabe a recompensa.

Sin duda, el esfuerzo y la dedicación de los organizadores han hecho de este evento una cita imprescindible, consolidándose como un referente en las caminatas de la región.

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